Se refugió en su dormitorio y colocó sus manos alrededor de la taza de cafe caliente, esperando que el calor penetrase en sus huesos, que le calase el alma. Fuera hacía frío, sólo hacía unos minutos que había llegado a casa, los suficientes para darse una ducha bien caliente y prepararse un cafe bien cargado. Había puesto música de fondo, la misma que ponía siempre que se sentía como esa noche, se había acomodado en el sillón enrrollada en una manta y se disponía a leer el último libro que le habían regalado. Pero su mente no la dejaba concentrarse en la lectura, insistía una y otra vez en navegar por los recuerdos, en perderse en el sonido de las risas y en el calor de los abrazos, en los te amo y en los proyectos olvidados.... Faltaban solo tres dias para celebrar su primer aniversario.
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