Sin ningún miedo llegó a mí, de pronto nuestras
miradas se cruzaron. Mi corazón latía fuerte, rápido, demostrando que no tenía
temor de expresar lo que sentía, y fue así… Simplemente fue la reacción de aquel
momento, fue la reacción de saberme enamorada. Enamorada de lo que se encontraba
frente a mí, de lo que había anhelado por mucho tiempo, de lo que más había
deseado. No olvido su sonrisa, esa que al verla; el mundo y sus tontos
conflictos desaparecían, se fugaban mágicamente cual ladrones en acción. Que
bello era sentir sus caricias en mi rostro, demostrándome que mis problemas sí
tenían punto final. Aquellos besos que me hacían sentirme protegida, para
siempre. Son aquellos momentos los que hacen de tu vida, partes de una
historia inolvidable, mágica y perfecta; por
diez minutos, cinco meses o diez años; ¡vaya! Que el tiempo es lo de menos;
pasó, existió y se quedará en el recuerdo, para siempre. He allí el detalle más
bello del amor… siempre se extrae lo más puro; se consigue lo más hermoso y se
descubre lo más sublime…
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